Ojalá el primer misil nuclear, si Putin está loco de verdad, caiga sobre nuestras cabezas. Ya escucho las palabras de Sánchez el pacífico: “No pasa nada. Vencimos al coronavirus y venceremos también a Biden, perdón, a Feijóo.” Hoy nos enteramos de que Sánchez trasmite a la vicepresidenta comunista apellidada Díaz que España no tiene pensado sumarse a una guerra en Ucrania. Cree Sánchez que esa guerra no nos afecta. El sanchismo es tan corto de miras que una invasión rusa de una nación soberana y europea es algo que “nos” pilla a años luz. Y luz es lo que no tiene en la cabeza la izquierda española. Tampoco hay luz en mucha derecha. El no a la guerra de los caguetas es un cáncer que corroe el cuerpo democrático. Y la pena está en que son millones de españoles los que compran el discurso de los seres agusanados sentados ante el televisor, consumiendo series y más series. La democracia con olor a fragancia de colonia para bebé es la pestilencia que me echa para atrás cuando piden de...
Destripar sin anestesia el cuerpo político