Permítanme, para enfado de alguno, que vuelva a poner en la
cabeza de la política española a una mujer de bandera. Se llama Isabel Díaz
Ayuso. ¿Perfecta? Perfecta es nuestra madre.
Después de la madre lo único perfecto es una novela de
Arturo Pérez-Reverte, Fernando Aramburo, Ana Iris Simón, Javier Cerca, o una
película de Tarrantino, Cuarón, Sorrentino Scorsese (la nueva peli de Spielberg,
versión de un gran clásico, “West Side Story”, es técnicamente impecable, pero
insufrible porque resulta pedante e innecesaria), el jazz de Monk, Coltrane y
Miles David que, para una persona a la quiero más que a mi vida, es lo más de
lo más con la trompeta. ¡Estas son perfecciones de la naturaleza! Pero aun no
siendo perfecta, Isabel Díaz Ayuso no es, por ejemplo, el irritante y pagado de
sí mismo Albert Rivera, cadáver político que vuelve a ser noticia porque en la
empresa, bufete, lo tildan de baguete, aunque él lo niega.
La presidenta madrileña dijo hace nada en la campaña de
Castilla y León que ella prefiere un PP gobernando en solitario, pero si hay
que pactar entiende la dirigente perseguida por Casado, Egea y más gente, que
pactar con el partido de Ortega Lara es lo lógico. ¡Por supuesto!
Si el PP no consigue los votos necesarios para quitarse de
encima el peso democrático de VOX, Mañueco y los prebostes de Génova 13 van a
tener que llamar a la puerta de Ortega Lara.
¿O antes que un pacto con VOX prefiere el PP que gobierne el
PSOE con cantonalismos y seguir adelante con el encumbramiento de Otegui y
Rufián?
La mejor política en activo que tiene el PP dijo lo más
sensato que se ha podido escuchar en la campaña de Castilla la Vieja.
Somos muy conscientes de que a Casado, pobrecito, le aterra
que llegue el día que comparta un despacho con Abascal para hablar, siquiera
hablar, de lo mejor para España y en el presente, de lo mejor para Castilla y
León en este ahora que se nos escabulle entre los dedos.
El tal Igea es posible que consiga una vez más el acta de
procurador. Y el naranja lo tiene claro. Él puede hacer que el PP ocupe el
poder, pero Mañueco se tiene que ir directo al matadero.
Los de VOX, que son mucho más inteligentes que los herbívoros
del PP, pueden mandar y mucho quedándose fuera del futuro gobierno. Bastaría
con imponer con buenos modales pero con inquisitorial eficacia las líneas
maestras del nuevo periodo político en Castilla y León. O sea, que Mañueco
sería el presidente más deshuesado de la historia autonómica española.
Eso, repito, o ceder el poder al psoe de Sánchez ¡y que siga
la fiesta!
Los desahogos antipopulistas en el PP sin de risa. ¿VOX lo
es? ¿Y en qué se basan los chicos que comen de todo como las gaviotas?
¿Y ser populista no es también vivir bajo una cobardía que atrofia
el cuerpo y los sentidos? Estoy centrándome en el PP. ¿No es populismo vivir
obsesionado con el titular de El País y con la última hora de la SER?
Para que los peperos lo tengan claro. Yo muestro mi acuerdo
con Arcadi Espada, al que nadie con dos dedos de frente y el culo limpio puede
acusar de ser simpatizante de VOX. No es tampoco del PP (afortunadamente).
Arcadi y Girauta son dos bípedos que están más allá de nuestras miserias
intelectuales. Ellos conocen el percal.
Escribe Espada: “El Partido Popular afronta el dilema de no
saber si es mejor diferenciarse de Vox o parecerse a Vox para vencer a Vox. El
camino de la diferencia lo sigue la dirección del partido, a partir de aquel
discurso de Pablo Casado en la moción de censura planteada por Santiago
Abascal: «No somos como ustedes». La oposición interna que lidera Isabel Díaz
Ayuso opta por la semejanza, es decir, por hacer inútil a Vox. El método de
Casado tiene un problema: cuanto más se aleja de Vox menos se justifica que
vaya a gobernar con Vox. En términos electorales, todo ha de verse aún; pero en
el presagio demoscópico el alejamiento de Vox solo se ha traducido en una
constante pérdida de influencia del PP. Ayuso tiene otros problemas. Trata de
resolverlos por elevación. Hace un par de días dijo que preferiría gobernar con
el partido de Ortega Lara que con el partido que pacta con los secuestradores
de Ortega Lara. Una perfecta frase vacía llena de emoción. Ortega Lara es la
víctima viva de ETA que ejemplifica mejor hasta qué punto llegaron la crueldad
y el salvajismo de aquel grupo nacionalista. Pero ahí se acaba toda la
información del ejemplo: nada dice ser víctima sobre el acierto y la honradez
de las ideas. Ni sobre las suyas ni sobre las de su partido, por si en algo
difirieran.”
Vale. Ortega puede tener ideas malas. Y Arcadi. Y Girauta. Y
yo. Y usted, sapientísimo lector. Y hasta Isabel Díaz Ayuso. Solo los Sánchez,
Pablo Iglesias y los Otegui tienen ideas buenas, buenísimas, inapelables.
Perfectas. ¿Por qué? Esta gente representa todo lo opuesto a la democracia
liberal.
Arcadi asegura que “hasta ahora Ayuso ha hecho política de
verbena: agua, azucarillos y aguardiente.” Es su opinión. Yo afirmo que Ayuso,
como le pasa a Cayetana Álvarez de Toledo, quiere cambiar la política para
hacerla eficaz, eficiente, libre. Y ese objetivo no es participar de una
verbena.
Cuando Ayuso dice que mejor un pacto con el partido de
Ortega Lara, todos sabemos lo que quiere decir. Si no se puede gobernar en
solitario es siempre mejor para salud mental y para el espíritu una alianza con
la decencia democrática que caer en la política de un cualquiera como Pedro
Sánchez, Rufián Otegui.
Este 13 de febrero se verá.
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