Ya sé que mejor una serie. Un buen Telediario con imágenes sanguinolentas producto de los bombardeos rusos sobre Ucrania. Lo mejor del volcán de La Palma fueron las imágenes de la lava avanzando, las explosiones. La pena fue que los periodistas no pudieron contar por centenares las víctimas. ¡Una dolorosa realidad para la profesión! A la masa cretinizada se la convierte en salvaje con una sucesión vertiginosa de imágenes espectaculares y violentas. ¿Por qué será que la destrucción y la violencia generan más audiencia que la creación y la belleza? Somos los grotescos personajes que nunca llegaron a cobrar vida en las novelas de Dostoyevski.
Tras leer a muchos analistas de primera categoría (la tele y
la radio quedaron una vez excluidas), hoy puedo aportar mi humilde opinión
sobre el conflicto global que está provocando Putin con la invasión de Ucrania
y la severa amenaza de ir más allá.
Seré muy breve.
Abordaré es el papel de España.
Dedico estas palabras a los paletos de mi tierra, o sea, a
los políticos y periodistas locales que hieden cual personajes fétidos y
deformados de los cuentos de mi adorado Lovecraft. ¡Esta guerra nos afecta!
Palurdos, imbéciles, sacos de mierda, esta guerra nos golpea
en la trompa, en los bolsillos.
Ya sé que hay alcaldes que se desviven por tener un
carnaval, y carnavaleros que darían la vida por sudar, brincar y emborracharse
en la calle, porque de eso y no de otra cosa va el Carnaval. Lo sé. Pero nos
jugamos el presente y nos jugamos sobremanera el futuro.
España está obligada a mostrar firmeza y unidad. Desde el
Gobierno, pasando por el principal partido de la oposición. Si las palabras de
Pedro Sánchez ante esta guerra son ciertas (y en esta ocasión yo creo al presidente),
cualquier rechazo a las mismas, o duda o zigzagueo de su socio principal debe
significar la ruptura del acuerdo de Gobierno.
Nadie en Europa y mucho menos en la ONU puede admitir como signo
de normalidad democrática tener en el Consejo de Seguridad de España a una
comunista que es por encima de otras muchas calamidades una clara enemiga de
occidente. Si Sánchez rompe con ellos, y no varía el discurso, actuará por
primera vez como presidente de España, y en ese mismo instante responderá o
deberá responder el PP con igual sentido de Estado.
Los analistas internacionales hablan de concertación
nacional. Estoy de acuerdo.
Y añado que llegó la hora de que España deje para siempre el
papel de comparsa en la política internacional. Desde el periodo de Felipe
González no hemos tenido peso ni prestigio.
Traigo aquí dos declaraciones que en mi modesta opinión hay
que tener muy presentes.
“Putin no va solo contra Ucrania, va contra la estabilidad
de Europa y el orden pacífico internacional”. Esto lo dice la presidenta de la
Comisión Europea, Úrsula von der Leyen.
Va la otra. “Estas son las horas más oscuras de Europa desde
el final de la Segunda Guerra Mundial. No es una cuestión de bloques o de
juegos diplomáticos de poder, es una cuestión de vida o muerte para el futuro
de nuestra comunidad global”. Son las palabras de Josep Borrell, Alto Representante
de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Insisto en que para alcaldes, concejales de corto recorrido
intelectual y “periodistas” vulgares al frente de micrófonos también vulgares,
nada de todo lo que hoy nos amenaza les interesa lo más mínimo.
Los mejores aliados en el exterior que tiene Putin son estos
carnavaleros y comunicadores que no saltan de la silla por miedo a la soledad. ¡Lo
peor y más viscoso de pequeño mundo!
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