La intervención en la ONU del presidente ucraniano puso de
vuelta y media una institución que apesta. Obsoleta, obtusa, fría, burocrática
hasta el vómito, insensible y llena de discursos aparatosos y versallescos que
vomitan la inutilidad de una máquina alejada de la realidad del mundo. Si Rusia
y China tienen derecho a veto, entonces el consejo de seguridad de la ONU es
una farsa. Zelenski sabía que debía hablar empleado las palabras más gruesas
ante la ONU y no ante un Congreso de una España segundona y con un gobierno
sumido en la incomodidad. No olvidar jamás que la izquierda sigue con el grito
del no a la guerra tan criminal en su día como ahora, y que el presidente
aseguró que España no necesita de un ministerio de Defensa. Zelenski era
consciente de que hablaba para una banda de miserables que no entiende lo que
pasa y prefiere, siempre, quedarse con el cargo y la paguita. La España del
ensimismamiento a la que le aterra mirar fuera y se gusta sabiéndose pequeña,
inculta, pobretona. El sanchismo junto a sus socios de cabecera es lo más
parecido a la segunda guerra mundial que tiene Europa. Putin, al lado de
nuestros gobernantes y satélites políticos y mediáticos, conforman el mal
absoluto del viejo continente que se ve incapaz de dejar atrás la decadencia y
la pérdida de los valores que la auparon hacia lo más alto.
Y para seguir con el espectáculo dantesco que no cesa en el
Congreso, se ha montado una bulla producto de las palabras de un diputado de VOX
tras la intervención de Zelenski. El representante del partido conservador llama
"führer" a Sánchez y "Goebbles" a Bolaños. ¿Y?
Insulto, quede claro, el de un psoe encamado con etarras,
golpistas y comunistas. Ese es el insulto que sufre la democracia española. Si
VOX retira las palabras emitidas por uno de sus diputados estaría claudicando
ante una satrapía de extrema izquierda que jamás ha perdido perdón por los
muchos crímenes de ETA, que sigue sin colaborar con la justicia para el
esclarecimiento de muchos de los asesinatos, que participa de golpes de Estado,
que trabaja infatigable en la destrucción de la nación, que empobrece a la
población española, que secuestra y maneja a su libre albedrío las
instituciones y medios de comunicación, que insulta y menosprecia el papel de
la Jefatura de Estado.
Lo de Guernica fue un horror, el espanto de las atrocidades
en una guerra entre hermanos. Pero ciertamente el presiente Zelenski desconoce
nuestra historia. La sobreabundancia de casos que señalan a la izquierda como
responsable de actos criminales en España antes y durante el alzamiento
nacional son incontables y forman parte del quehacer de una ideología que sólo
es capaz de fecundar horror, miseria y muerte.
Mi apoyo sin fisuras al pueblo ucraniano y mi admiración
total hacia el presidente Zelenski. Ojalá que la OTAN y la UE den un pasó más
decisivo en la defensa no solo de Ucrania sino de nuestros valores
greco-romanos, tales como la filosofía griega y el derecho romano.
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