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Madrid y Kiev, ciudades hermanas

 

Hoy comienzo por Ignacio Varela. “Ningún acontecimiento internacional desde el 11-S ha golpeado emocionalmente a la sociedad occidental tanto como lo está haciendo la agresión imperialista contra Ucrania desatada por el exjefe de la KGB. En este momento, cualquier cosa que huela de lejos a proximidad con la Rusia de Putin es social y electoralmente radiactiva. Y Podemos no huele, apesta a ello. Cada día que pasa con el pueblo de Ucrania resistiendo al invasor y este elevando la violencia de sus ataques y sus amenazas apocalípticas aumenta la temperatura de la solidaridad con la víctima y el rechazo de aquellos que, aunque sea de forma solapada, favorecen el designio totalitario y colonial. Cualquiera que sea el final de esta guerra de ocupación, Putin será ya por siempre un personaje apestado para la historia, y de esa misma peste quedarán infectados quienesquiera que aparezcan como sus aliados…Gritar hoy ‘no a la guerra’ o apelar a las vías diplomáticas como única solución es peor que una ingenuidad: es, objetivamente, un acto cínico de colaboracionismo con el invasor. Equivale a exigir al Estado y al pueblo de Ucrania que capitulen, abandonen la resistencia armada y, si eso, ya después imploren alguna clase de clemencia. Es renegar de la reacción, por una vez rápida y vigorosa, de la Unión Europea. No contiene un llamamiento a la paz, sino a la rendición. Ucrania tiene que convertirse en un calvario político y militar para Putin. Renunciar a ello no es apostar por la paz, sino avalar esta masacre e invertir en futuras guerras de ocupación…Ya se está tardando en que el presidente Zelenski y el pueblo de Ucrania sean propuestos por aclamación del mundo civilizado para el Premio Nobel de la Paz. Seguro que Belarra lo considerará un error. Por eso y por muchas cosas más, esta maldita guerra acelera el final de Podemos. ”

Y, sin embargo, aunque la rectificación es clara, la imagen de España vuelve a quedar seriamente dañada. Tarde y a regañadientes. Lo que en TVE dijo Sánchez nació del más absoluto convencimiento. El habitante del palacete no quería ni quiere tener nada que ver con conflictos externos. Pero empujado por la realidad genocida de Putin y bajo la presión de los verdaderos demócratas en el viejo continente, el sanchismo (toda una doctrina de apaciguamiento y una vuelta a la neutralidad inculta y pobretona) se tragó sus palabras y aceptó el envío de una ínfima parte de material militar que necesita el pueblo ucraniano. Cuando Borrel habló en el Parlamento europeo y recibió la merecida aprobación de los diputados y de los miembros de la Comisión, cuando el español aseguró que la historia no olvidará a los cobardes y cómplices que estuvieron en sintonía con Putin, entonces Sánchez y el psoe aparecerán en la lista. Podrán ahora enseñar pecho, pero jamás se olvidará que el no a la guerra de las gargantas profundas del comunismo significó el visto bueno del gobierno de España a la acción de guerra que protagoniza el autócrata soviético. Sí, soviético.

Iñaki Ellakuría también usa la razón. “Es en ese frente donde se encuentra percutiendo Pablo Iglesias, nuevo telepredicador de Roures, y otros responsables de contaminar el debate público con la propaganda del Kremlin. Garzón, Alay, Buxadé, Belarra, el coronel Baños, Pisarello... Miembros destacados de la falange putineja a los que deberíamos llamar por lo que decidieron ser: colaboracionistas del tirano. Y recordarles, tal como hizo en 1944 Albert Camus con Vichy y sus adláteres, que hay momentos en la historia en los que las palabras y los hechos comprometen.”

Decirles a todos ellos, a los putinianos hijos de Putin, ¿se entiende?, que una vida sin riesgos es una vida lobotomizada. No la quiero. Asumo que vivimos momentos cruciales en los que nos jugamos nuestro ser o no ser. Podemos caer en una vorágine de terror indescriptible. Pero la pacificación es una derrota a corto, medio y largo plazo.

Las democracias están en tela de juicio. Cada vez son más los ciudadanos que apuestan por partidos que ponen en duda la fiabilidad de la democracia representativa, y si la democracia liberal carece de músculo, siendo incapaz de hacer frente a los muchos enemigos que tiene, el futuro inmediato será un mundo en manos de dictadores, autócratas, iliberales, hijos de Putin a derecha e izquierda.

La defensa heroica de los ucranianos es el espejo en el que Europa debe mirarse. Y el ataque a la mayor central nuclear europea, ubicada en territorio ucraniano, es la constatación de que nos enfrentamos al enemigo más peligroso que ha tenido el mundo desde el fin de la segunda guerra mundial. 10 Chernóbil nos espera si la central, ya en manos del soviético salta por los aires.

La unidad y la salida de la muerte cerebral de la OTAN y la UE es un paso firme que no tiene vuelta atrás. De lo contrario, la realidad será la siguiente: Europa, capital, Pekín (no Moscú).

Un ruego. Leer hoy, pagando, claro, la columna que firma Andrés Trapiello. Aquí un párrafo con el mismo valor que la Constitución del 78: “El pueblo alemán, no solo sus dirigentes, expió su complicidad criminal con los jerarcas nazis en el proceso de Núremberg. Hasta que no se siente en un Núremberg equivalente al comunismo y a sus jefes, pasados y presentes, de Rusia y del mundo, no habrá nada que hacer. ¿No sigue la estrella roja de cinco puntas pintada en los blindados rusos? ¿No hemos visto ayer en uno de ellos ondeando una bandera con la hoz y el martillo? ¿Es que hay que explicar aún que una cruz gamada y una hoz y un martillo son lo mismo, distintos fines por los mismos medios, y al final los mismos fines y parecidos medios? ¿Es que alguno de los putinines españoles de Podemos, de Bildu, ha llevado a los ucranianos ese «no pasarán» con el que aquí están todo el día haciendo chavismo-leninismo de salón?”

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