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De Garzón a los antivacunas, todos emmerder

 

Para mí que sí. “Las macrogranjas de políticos intensamente idiotas viven su edad de oro”. Esto lo escribe Antonio Naranjo y, claro, viendo lo que hay, a ver quién de ustedes le dice “eso es falso” Naranjito. Si la ganadería productiva intensiva no tiene futuro, que es cierto que no lo tiene, lo que sí que tiene futuro y premio seguro es ser chisgarabís, petimetre y mentiroso en política. ¿Es usted un político de izquierda, es usted un chisgarabís, un petimetre y un mentiroso? Pues ya está. El éxito es su compañero de viaje. La carrera política está asegurada. Vea a Garzón. Y a las garzonas le pasa igual. En la empresa privada un cero patatero. No han cotizado jamás. No han dado palo al agua. No saben lo que es trabajar pero ahí les tienen, arriba del todo y pontificando. Son los políticos idiotas con más suerte del mundo. España es así de agradecida con sus hijitos. No valen para nada, pero España, como buena madre, protege, cobija, calienta y alimenta. ¿En qué otro sitio civilizado y con coeficiente de inteligencia normal hay un Garzón siendo ministro? ¿En dónde, repito, país normalito, se montan un chollo de estate quieto y no te menes un Pablo Iglesias, una Irene Montero, una Ada Colau, un Rufián, un Otegui, y la lista se vuelve casi infinita? En ningún sitio habitado por gente inteligente. Únicamente en la tierra de los cebollinos con corbata o sin ella se es capaz de escalar un Everest político y luego descender. También es verdad que nuestro Everest político no pasa de ser la del sima pozo del hedor eterno que la nariz de Hoggle no soporta.

Y verán ustedes, a mí el tal Macron, gabacho entre gabachos, es un fulano que a menudo me convence, y en otras ocasiones me hace pensar que la mano derecha de Bud Spencer sería la respuesta apropiada cuando habla más de la cuenta.

Pero Macron acertó hace nada cuando abrió la boca y dijo lo de “Je veux emmerder les non-vaccinés”, o sea, para que lo entendamos en cristiano, "voy a joder a los no vacunados". Y claro, tanto los no vacunados en Francia, en España, o en el país que sea, nos joden la vida pero bien jodida. "Cuando mi libertad viene a amenazar la de los demás, me convierto en un irresponsable. Y un irresponsable ya no es un ciudadano". Creo que también son palabras de Macron.

Pues bien, a los no vacunados, por supuesto, pero también a Garzón, por chisgarabís, petimetre y mentiroso, ese “Je veux emmerder les non-vaccinés” del presidente de la República de Francia, tiene que entrar como el buen supositorio a toda leche.

Pero no hablamos de un supositorio para niños. No, no, no. Hablamos de un supositorio tamaño dedo gordo del añorado Demis Russo; el dedo gordo de dos actores del método, Stalone y Schwarzenegger. Tres al día: mañana, tarde y noche.    

Porque la emmerder nunca sale gratis.  Hay que pagarla. Y es cara.

Garzón avisa que hará campaña en las elecciones de Castilla y León. Bueno, pues ya tiene trabajo Marlaska.

 

Comentarios

  1. "El pobre señor Garzón hubiera podido decir que no le gusta el vacuno. O bien que, como yo, lo digiere malamente. Y no hubiera pasado nada. Entre otras cosas, porque no pienso que los gustos del tal señor le interesen ni aun a sus más íntimos. Metió la pata, porque el señor Garzón resulta estar a cargo de una cosa sin funciones llamada ‘ministerio de Consumo’. Yo entiendo que hasta a él se le olvide. Pero metió la pata. Entre otras cosas, porque los del ‘Guardian’ no tenían por qué saber que su función es sólo la de un intercambio de cromos entre el PSOE y Podemos. Y que a nadie se le hubiera pasado por las mientes colocar a un talento como el de Garzón en un puesto susceptible de tener que hacer algo. Cobra y calla: esos eran los términos del trato. Desde luego, el señor Garzón no va a renunciar a cobrar. Pero le ha dado el capricho, ya que no de hacer, al menos sí de parlotear como un loro. Y pasa lo que pasa", escribe Gabriel Albiac.

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