Estos son los cinco países más descentralizados del mundo:
Estados Unidos, Suiza, Australia, Canadá y España, sobre todo desde el lado del
gasto. Datos que extraigo de un trabajo firmado por el periodista Carlos
Sánchez.
Más allá no se puede ir. Y no se puede ir más allá porque si
se da un paso más lo que vamos a encontrar es el desfiladero. El abismo. La
caída mortal. La desaparición de España tras 500 años de historia en común.
Pero sabemos que las ansias nacionalistas no tienen fin.
Y aquí llegan los datos más aterradores del sistema
autonómico español. Ustedes si así lo desean pueden leer con calma la
acumulación de calamidades en El Confidencial del pasado martes 26 de enero.
“En 2003 —un año después de que se cerraran las
transferencias de sanidad y educación a todas las comunidades autónomas— la
deuda pública regional representaba el 6,1% del PIB, pero hoy (tercer trimestre
de 2021) es ya del 26,6%, cuatro veces más. O expresado en euros contantes y
sonantes: se ha pasado de una deuda equivalente a 49.028 millones de euros a
312.183 millones en apenas 18 años. O lo que es lo mismo, cada año se ha
generado un déficit equivalente a 14.620 millones que se ha financiado, como no
puede ser de otra manera, con endeudamiento. Durante ese periodo, por el contrario,
la deuda de la Administración central, sin Seguridad Social, ha crecido dos
veces y media, mientras que la generada por las corporaciones locales se sitúa
hoy, incluso, por debajo de la de 2003. Un 1,9% del PIB frente al 2,9%.”
Expertos apuntan que esta deuda es impagable. Repito,
impagable. Y ello quiere decir que las comunidades autónomas viven gracias al
Estado, aunque tengan competencias y algunos de sus presidentes o “dentas” se
crean en posesión de las minas del rey Salomón.
“Entre 2012 y 2017 el Gobierno central —en tiempos de
Cristóbal Montoro— se vio obligado a prestar a las comunidades autónomas
recursos equivalentes al 35,4% de sus ingresos totales. Esto quiere decir, ni
más ni menos, que uno de cada tres euros que gastaron las regiones durante esos
años fue un préstamo del Estado”, recuerda Carlos Sánchez en el citado
periódico.
El mismo periodista añade a continuación: “situación es tan
delicada, de hecho, que sin la asistencia financiera de la Administración
central, que es quien sale a los mercados en nombre de las regiones, se hubiera
producido un rosario de impagos, con las consecuencias que tendría para la
credibilidad del Reino de España. Es evidente, sin embargo, que la condonación
parcial de la deuda tampoco saldría gratis a efectos de credibilidad en los
mercados del Reino de España, pero sería mejor que los fallidos.”
Si queremos saber qué regiones son las más endeudadas, es
fácil comprobar el dato. Por ejemplo, La Comunidad Valenciana es quien más
adeuda, casi la mitad de su PIB (un 47,7%), seguida de Castilla-La Mancha
(37,6%) y Cataluña (37,2%).
Todas estas cifras, según mi opinión, ponen bien a las
claras el estrepitoso fracaso de las autonomías. Sin embargo, para que el
lector se quede con lo que manifiestan los expertos, recurro de nuevo al
artículo en el mencionado diario, en el que se adelanta que para salir de este
atolladero lo correcto sería “…pasar de un modelo de impuestos cedidos a otro
más propio de los países federales más avanzados. Creando, para ello, un
espacio fiscal más amplio para las regiones. Esto es, con una legislación
nacional de los impuestos descentralizados que unifique las bases pero que
otorgue una mayor discreción sobre los tipos. Ahí está el núcleo del problema.
Mientras llega la solución, sin embargo, tendrán que seguir apelando a la deuda
y su posible condonación.”
Yo creo que la devolución de competencias al Estado es una
necesidad vital para el mantenimiento de la buena salud nacional. Mientras las
regiones han colapsado financieramente, con una deuda desorbitada, la
administración local ha trabajado en el sentido contrario y el Estado también
ha corregido un desequilibrio que paraliza cualquier avance.
Los que afirman que la Constitución no está escrita en
piedra llevan razón. Sí, es verdad. No es un mármol con la firma de Dios. Así
que partiendo de lo más importante, salvaguardar el bien común y enterrar la
mamandurria, espero que pronto se reforme la Constitución para que el
Estado, Madrid, el Gobierno central recupere cuantas más competencias mejor.
Canarias, todos hay que decirlo, es de las regiones con
menos deuda. Supera el 15%. Pero este gobierno con Ángel Víctor Torres al
frente no es el protagonista de este buen dato en comparación con el desastre
del que se ha informado en este comentario.
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