La solidaridad de Europa no debe significar dar de comer a
quien no quiere dar palo al agua. Una ciudadanía subsidiada es una gangrena
para Europa. Yo quiero trabajar, ser productivo, y quiero una justicia social
real, con una Europa que no reniegue de sus raíces judeocristianas. Pero si
España, Italia y Francia no aprenden a dejar atrás el excesivo estatismo, la
Europa sólida, laboriosa y emprendedora, practicará un suicidio absurdo
ayudando a quienes sólo buscan la sopa boba y seguir chupando de la teta de lo
público. Ayudar sí, solidaridad sí, dejarse tomar el pelo por los parásitos no.
Y ahora dirán los zotes que estoy pidiendo matar de hambre a
millones de europeos. Que os vayan dando por culo.
No entendéis nada. Ni siquiera tenéis claro lo que es
Europa. Lo que es mejor para Europa, que ya está desplazada del centro de la
toma de decisiones en el mundo. En 2049 será China, así lo quiere Xi Yimping la
potencia hegemónica, y Estados Unidos, ya sin Trump, pero a lo mejor con Javier
Bardem en la casa Blanca, seguirá observando con mustia resignación la caída de
un imperio que duró cien años. Siempre en soledad, al fin y al cabo.
Al vago que no quiere trabajar y al que le asusta la
responsabilidad y la jerarquía en una empresa, grande o pequeña, a ese ni agua,
joder.
Y Europa malgasta mucha agua en gobiernos que alimentan la
ociosidad.
Vivir del subsidio ha hecho que Andalucía, por ejemplo, sea
un perfecto ejemplo europeo de fracaso colectivo. Vivir de un monocultivo
económico, Canarias, sin ir más lejos, es otro ejemplo de torpeza y pereza
mental. Y volverán a execrar los bípedos sin neuronas que sin el turismo nos
moriríamos de hambre. Y repetiré que, amén de comemierdas, también son obscuros
portadores de víricas vaciedades.
Europa es solidaria o no será Europa.
Y Europa es Descartes: “Es prudente no fiarse por entero de
quien ya nos ha engañado una vez”.
Solidaridad es apoyar la creación de empleo. Solidaridad es
dar oxígeno a las empresas y no estigmatizar el sector privado. Solidaridad es dejar
de subsidiar el paro con el objetivo de mantener con vida un rebaño de aborregados.
Solidaridad y más ético es ser productivo. Solidaridad es eliminar un horizonte
con ciudadanos pasando hambre y todo tipo de miserias en meses cercanos.
Solidaridad es asumir de una puñetera vez que los socialistas no son portadores
del corazón social. Que ese mismo corazón lo tenemos todos. Solidaridad es
trabajar para garantizar fórmulas exitosas que erradiquen la pobreza y al mismo
tiempo excluyendo los fracasos estatistas sobredimensionados.
No cuesta tanto apostar por el sentido común. El mejor de
los sentidos, aseguran.
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