Es que no se enteran. O peor aún; se enteran y lo hacen a
conciencia. La bajada de pantalones de Ciudadanos ante Sánchez e Iglesias es
clamorosa. ¿Suicida? Me importa muy poco. Pero apelar a la lealtad como
agarradero para que nadie se atreva a decir que son unos descerebrados que aceptan
con gusto que un gobierno chantajista y negligente siga disfrutando de un poder
omnímodo ajeno a cualquier control democrático, es cómo mínimo un síntoma
evidente de la pérdida de sentido común. Ciudadanos se equivoca. Intenta
ocultar el miedo a las represalias del social comunismo pariendo un comunicado
infecto y horrendo. El vasallaje es total. E insistir en que todo se hace
pensando en el bien general, y con el blablablá de siempre para estos momentos
de zozobra, no es más que el habitual y retorcido zigzagueo de un partidillo
que está condenado a desaparecer, pero antes haciendo el ridículo en nombre de
España y de los españoles. España y los españoles no necesitan de Ciudadanos,
ojalá que sí pueda seguir contando con Inés Arrimadas en la política, pero el
paso dado hoy es un traspiés que rompe huesos y daña la cabeza, hasta el punto
de que sociatas y comunistas reciben la invitación del sujeto (Cs) para avanzar
en la lobotomía.
El PP de hoy sigue siendo el PP de Rajoy. Puro incluido. Y
el Marca también. Vaya con las barbas en Génova 13. D. Manuel hacía bien
afeitándose. Y hablando de pelos en la cara, con el bigote ranchero de Aznar ya
estaba servido el partido de la
gaviota-charrán-cría-cuervos-que-te-quitarán-los-ojos. Hablamos de un líder que
mantiene en ascuas a sus diputados y antes de regalar una abstención al
enemigo, jamás adversario, arremete contra él usando palabras robotizadas que
provocan la gracieta del inquilino de la Moncloa y hace que su desinterés hacia
el líder la oposición crezca hasta límites insospechados.
O sí o no. Abstenerse cuando acusas al presidente de
practicar una política absolutista en la democracia española (o en lo que queda
de ella) es para pedir consejo a Egea y ponerse a practicar con las pipas de
aceituna. A lo mejor así le sacan un ojo al presi.
Vox se equivoca con la manifestación, pero no con la moción
de censura. Adelante con ella. Cuanto antes. Que se fotografíen los patriotas y
enseñen el rostro de la cobardía los felones y los que no hacen otra cosa que
cagarse patas abajo.
Digo no a la manifestación porque es un recurso que saca a
VOX del Congreso, y eso es lo que quiere el social comunismo. Mal camino.
Digo sí a la presentación de la moción de censura, pues la
misma se perderá, naturalmente, aunque otorgando validez, credibilidad (más si
cabe) y músculo político y moral a la formación que preside Santiago Abascal.
Ante la escabechina social, laboral, económica y
humanitaria, con la peor gestión mundial de la pandemia, cabe la moción de
censura y poner al PP y Cs ante la espada y la pared.
O se está con los muertos, los enfermos, las familias, los
trabajadores, los autónomos y los empresarios, o bien se opta por aceptar que
el hongo social comunista es animal de compañía en España.
A mí ese hongo me produce una náusea que deja en bragas la que
sintió Sartre.
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