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Escuela de orangutanes

Hoy, lo fácil, por lo que nos podrían pagar a todos, es criticar al político de turno, al gobierno de turno. Pero la verdad es mucho más dolorosa. Si decimos la verdad nos acusarían de caer en esa práctica deportiva que según algunos se llama autoflagelación. Sí, sí, afirmar que la sociedad española está enferma, apocada, incapaz de enfrentarse al esfuerzo que conlleva estar vivo. 
Perdí hace mucho tiempo la fe en este pueblo, que es el mío. Por consiguiente, perdí la confianza en mí.
El botellón, las aglomeraciones apestosas, ruidosas, las madres y padres con sus hijos reunidos con amigos y todos ellos sin el peso del sentido común. Acróbatas en una escuela de orangutanes.
Pero mientras tanto, oh, sí, lo fácil, yo lo hago, es descargar la rabia en Sánchez, en Casado, en la política y en los políticos, y si son alcaldes y concejales, mucho mejor.
Pero hay que salvar al pueblo.
Del pueblo ni mu.
El pueblo todo lo hace bien.
El pueblo español es ejemplo mundial.
Que simpático y juerguista es el español.
Ama la vida.
Pero ignora que la muerte le odia.
Y la Vida pasa de él.

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