Pregunta Lucas de la
Cal en el periódico El Mundo lo siguiente: “¿La próxima potencia mundial será
una torpe democracia o una dictadura con dinero y buena cara? Quizá ninguna de
las dos. Esa será una de las cuestiones del nuevo orden.”
Si por democracia
entendemos la española, es evidente que la nuestra pertenece al grupo de las
muy torpes.
De no ser así,
resulta inexplicable que Sánchez sea presidente, e Iglesias un vicepresidente.
Igualmente
inconcebible que Fernando Simón esté en el pelotón de cabeza de los cerebros
privilegiados en la lucha contra el coronavirus.
Normal que los
chinos se rían de él y de nosotros. Y ahora menos, porque España pone más
muertos que nadie en esta pesadilla y, eso, se quiera o no, impone algo de
respeto.
La democracia torpe,
llena de torpes, apoyada por torpes votantes, tiene un futuro negro. Diría que
le espera la muerte. Y no crean ustedes que estaríamos ante una mala noticia.
La torpeza hace que
las cosas funciones mal. Rematadamente mal en el caso de España.
Centrémonos en la
Sanidad patria. Los mejores profesionales del mundo. Por las tardes reciben
nuestro reconocimiento. De corazón. No hay teatro en los balcones. No hay
falsedad en las miradas.
Los españoles
aplaudimos a quienes salvan vidas y arriesgan las suyas. Sin pedir nada a
cambio.
Pero cuando lleguen
los recortes (que llegarán) a ver si nos quedamos junto a todos ellos.
Lo más probable que
es nos quedemos metidos en el hogar. Sin vida en los balcones, en las terrazas
y en las ventanas.
¡Pueblo torpe y
desagradecido!
Toda democracia
cobarde y torpe debe ser arrollada
¿Pero será mejor un
mundo bajo el control de una dictadura? No. Claro que no.
Nos joderemos y
viviremos (si queremos seguir viviendo) en un mundo orwelliano, sin prensa
libre, sin radio libre, sin Vasile libre.
Pero es lo que
merece una sociedad embrutecida y zote. Torpe.
No quiero un futuro
chino para mis hijos, para mis nietos.
Pero la torpeza de
Sánchez, Macron, Merkel, Trump, Conte, y un largo etcétera de calamidades
bípedas con poder suficiente para provocar el caos, están siendo los artífices
del alumbramiento de un nuevo orden mundial con Erdogan, Putin y Xi Yimping a
la cumbre.
Lucas cree que
ninguna de las dos. Ni potencia democrática, ni potencia comunista o satrapía
de cualquier tipo.
Yo me inclino por la
indeseable omnipresencia de una dictadura con buena cara, marketing, bulo,
falsas noticias, pensamiento único y Fernando Simón como referente de la
ciencia avanzada, testada, que no
destetada.
No estoy hablando de
España, ¿vale?
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