De mí que no espere el gobierno socialcomunista, porque lo es,
un ápice de conmiseración. Es el peor gobierno para el peor momento que ha
vivido España en algo más de un siglo. El enemigo es el Covid, vale, pero hay
más enemigos en España, y viven muy bien, y están recibiendo por parte de
algunos cerebros "privilegiados" la bendición para fabricar una nueva
realidad. Por ejemplo la que manda a la picota a los críticos y eleva a los
altares a quienes aceptan el silencio, la genuflexión, el tacto rectal como prueba
infalible para averiguar si nuestra salud democrática es óptima.
Mi PSA democrático no dependerá nunca del gobierno
socialcomunista. Mi PSA democrático dependerá de seguir contando con prensa
libre.
Los trabajadores que no necesitan del Telediario. Ellos son
los héroes, y no el inquilino de la Moncloa, ni siquiera son héroes los que
aplauden (¿lobotomizados?) todas las tardes.
A veces, tras abandonar la universidad para siempre, pero
sin que la universidad pasara por esa marabunta bípeda, los versados en casi
todo detestan acercarse a los trabajadores, y cuando lo hacen, empujados por la
realidad, usan la mejor mascarilla: el diploma de la hipocresía.
¿Y me pregunto cuándo el futuro dejó de apoyarse en esas
manos encallecidas, sin palabras que hermosean el aire, pero con almas muy capaces
de sacar vida de donde otros sólo buscan triunfo personal?
Y leo que Moody's espera que Sánchez solicite el fondo
europeo de rescate al dispararse la deuda de España por el coronavirus.
Entiendo que Italia irá por la misma senda. Y temo que el gobierno no nos
cuenta la verdad, y temo que nos miente todos los días, y de manera tan
eficazmente que el 99% de los españoles dan por buenas las mentiras y los
silencios, la corrupción, ese tipo de corrupción que tiene que ver con el
derrumbe de un sistema político y el auge vocinglero de una verdad que en
Sánchez se refleja en esas corbatas de colores, pero nunca el negro (¿por qué?),
y la cual nos recuerda que la solvencia de España sigue en Baa1, todo un aprobado
alto.
Alto es el número de muertos, el número de profesionales de
la medicina ya infectados por el bicho, el número de parados y de familias con
todos sus miembros sin curro, y alto, muy alto es el número de españoles que
pasan hambre, y también alto el envejecimiento de la población. Con esta
realidad no cuenta la gentuza inteligente que apoya al gobierno. La lacra
trabaja, que es la gentuza inteligente, consiguiendo que las trolas oficiales
decoren casas y se conviertan en el mejor alimento para los aplaudidores.
Pero Sánchez arremete con Jerjes el Grande si escribimos que no hay
suficiente número de mascarillas, que la seguridad entre el personal sanitario
es ciencia ficción, que hablar de test masivos a los españoles es el mayor
embuste en más de cuarenta años de democracia, que el mando único reventó por
los aires nada más hacerse oficial su anuncio, que si nos fiamos de las
cifras del número de fiambres es que nos gusta chupar los dedos de los pies de
Javier Vázquez.
¿El material defectuoso comprado con el dinero de los
españoles puede entrar en la lista de las muchas calamidades que ha cometido el
socialcomunismo? Claro que sí.
Los menos inteligentes sabemos que la administración es un
desastre. Con psoe y PP nada se ha hecho ni se hará para terminar con el
amiguete en la dirección del Parador.
Illa, pobre político del socialismo catalán enviado a Madrid
para satisfacer los deseos de Rufián, se encuentra con el drama.
Es la España de los poderosos negándose a rendir cuentas de
los errores y los horrores.
Pedro Sánchez es el rey de la telebasura. Y el vulgo vive a
gusto.
Queda dicho.
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