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¡Viva el Carnaval! ¡A tomar por culo, Carnaval!


La prosopopeya y el ringorrango conforman el disfraz del populacho local y nacional.
Bueno, el populacho local, además incorpora al ropaje fétido una kilométrica cola de tacones, mascaritas, botellones, ruido, confetis, risas fatuas, y condones en vez de chicles para bocas orgásmicas.
Es el carnaval de los menesterosos. El don carnal de los agusanados. La serpiente multicolor de hombrecillos y mujercitas sin interés por la vida. Por la vida cierta, sin doblez, vida al fin y al cabo nunca necesitada de bastones ni de algarabías raptadas.
Saltan, cantan, beben y follan durante días para que el otro (rocoso) compruebe que hay libertad, osadía, adoración de un dios de carne y hueso con la polla erecta y los angelotes en fila esperando comulgar.
Sagacidad e inteligencia es el carnaval. Nadie dude de ello. Jajajajaja. Buen negocio.
En el aparente maremágnum lo cierto es que impera el orden. No lo parecerá, pero así es. Un orden que apesta a cementerio de fariseos.
En ese coso apoteosis que es el carnaval de los corderos creado por El Bosco, narrado por Alighieri y muerto y resucitado por alcaldes y concejales que se prostituyen en busca del punto G, las calamidades se olvidan, los segundos se eternizan en la bacanal de la mentira, mientras el disfraz tapa la triste costumbre de mirarse el ombligo.
Y los bienpensantes se aburren. Inútiles.
No follan, no se emborrachan, no saltan ni gritan. Entonces molestan. Son una carga.
Anhelan la Cuaresma y el desierto de la oración en silencio. Purgar pecados.
Nunca se apuntarán solícitos a la mentira de la fiesta que sentencia que ya nos hemos aburrido de ser normales.
La verdad hace tiempo que dejó de importar. Así que el carnaval, aunque empobrecido y escuálido, sobrevive.
Resulta tan fútil profetizar el pasado, ¿verdad?
¿Pero qué será de este carnaval adúltero, carnívoro y siempre apoyado por la “grosse koalition”: izquierda basura, derecha basura, basura en general?
-Deja de hacer el payaso, que no estamos en el circo, me amenaza un enano con tacones.
- Esto es el carnaval, algo muy diferente, vuelve a hablar.
Estoy convencido. El carnaval es el gran matadero donde van a morir los que se oponen al heteropatriarcado.
¡El carnaval es la gran victoria del machismo, zotes!
Cuanto más disfrazado se presente el pueblo, más robusta aparece la vendetta de lo perogrullesco.
A saber: El carnaval es mentira. Un espejismo. Efímera efervescencia de un populacho paticorto.

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