Yo puedo
entender que la crítica no sufra ningún tipo de mordaza. Pero ya que se apela a
la grandeza del pueblo español, capaz de superar crisis de este calibre,
también es hora de mostrar unidad. Todo lo que usted quiera decir del Ejecutivo
es cierto, pero hoy toca otra cosa. No se trata de callar, nunca será el momento
del vasallaje, menos aún de enterrar bajo cal viva los muchos e imperdonables
errores; sin embargo, para todo eso llegará el día, la hora.
Hoy, unidad.
Hoy no es
Sánchez el enemigo. Tras el decreto y su publicación en el BOE, todos debemos
estar más unidos que nunca.
Es la
guerra, y el enemigo se llama coronavirus.
“Es un
presidente, preso de los acontecimientos y rehén de unos socios desinteresados
de la suerte que corra España. Por eso, el momento exige un gobierno de
emergencia nacional que guíe la nave del Estado en medio de la tormenta con
pulso firme, en vez de que lo hagan dos capitanes tirando del timón en
distintas direcciones”, Paco Rosell, director de El Mundo.
Y prosigue
el mismo autor: “En la cinta de El discurso del Rey, el personaje del rey Jorge
pondera lo siguiente: "Si soy un rey... ¿dónde está mi poder? ¿Puedo
formar un gobierno, puedo subir los impuestos, declarar una guerra? ¡No! Y así
y todo soy la base de la autoridad. ¿Por qué? Porque la nación cree que cuando
hablo, hablo por ellos". Y a fe que así actuó don Felipe con el 1-O ante
la falta de liderazgo y debe volver a hacerlo en estas horas de tristeza y congoja
en las que, como los habitantes de la ciudad de la peste de Camus, los
españoles ya añoran "el mundo de ayer" que parece escapárseles entre
las manos de una clase política negligente como pocas”.
Pero un
discurso hoy de Felipe VI ¿para qué? Mis críticas a Sánchez son constantes y
comparto en su totalidad la columna del director de mi periódico de cabecera,
pero insisto en que no veo sentido a la salida en televisión del Jefe del
Estado. ¿Añadiría algo más de lo ya expuesto por el presidente? Pedro Sánchez
asume todo el poder. La Constitución lo avala. Volveré a repetir lo que en mi
modesta opinión es hoy lo más crucial. La unidad es más necesaria que el
respirar. Unidad sin vasallaje, sin censura, ¡fuera la genuflexión! Pero
mantengamos la cabeza fría y dejemos la sentencia política ¿y penal? para
cuando este drama social y económico termine, o por lo menos lo tengamos
controlado.
Decapitar a
Sánchez en plena tormenta es labor de ciegos. Lo sabe el Rey.
No seas un
comemierda más.
Arcadi
Espada remata: “No hay nada que no reviente si es escrutado a fondo. Ni un
banco. Ni un hospital. Ni un hombre.”
Y es que yo más
que tener en la cabeza insultos dirigidos a Sánchez, pienso en ese cabroncete
de Fernando Simón. ¿Saben de quién hablo? A ese tipejo sí es cierto que lo tengo
en mis malas oraciones. Y para expresar mi desprecio absoluto hacia su persona,
(un vulgar perrito con el rabo entre las piernas), recurro a Maite Rico para
que ella lo exprese con español fetén: “El microscópico coronavirus ha
arrollado como un miura a Pedro Sánchez, a todo su gabinete y al experto de
cabecera, Fernando Simón, cuya autoridad ha quedado abollada después de varias
frases para el mármol ("En España no hay coronavirus" -23 de febrero,
con un muerto ya en Valencia- o "Si mi hijo me pregunta si puede ir a la
manifestación del 8-M le diré que haga lo que quiera").
Coño, del
todos a la calle, a estar todos metidos en casa, con miedo, con mucho miedo. Es
la realidad. La verdad. La dolorosa verdad.
P.D. Y no
olviden los peperos perrunos que el coronavirus puede llevarse por delante la
sede del PP del Puerto de la Cruz, con sus cargos orgánicos, militantes y
simpatizantes. Y no olviden los sociatas que el coronavirus puede hacer lo
mismo con su sede de la misma ciudad. ¿Y ahora esto por qué? Por una sencilla
razón. ¡Callen! Lean y callen. No estorben. Si no tienen cosa inteligente que
decir, dejar de vomitar chascarrillos, bromas de mal gusto, sectarismo y
defensa numantina de siglas obsoletas y hediondas. Las dos facciones. Vivan y entréguense
a sus seres más queridos. Protéjanse a sí mismos. Pero déjenos en paz con la
basura ideológica. Pongamos una mordaza a los bocazas sociatas y peperos
perrunos. Así comenzaremos a ganar la guerra al coronavirus.
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