Las feminazis son torpes. Ruines, claro. Pero son torpes.
Muuuuuy torpes.
La prueba evidente de que son como digo que son es que odian
a Cayetana Álvarez de Toledo.
Las hembras al servicio del machismo social comunista
detestan la inteligencia, la libertad, la independencia.
Son más proclives a emborracharse y llegar solitas a casa.
Si hay que llegar arrastrándose, también.
Pero ser inteligente, libre, independiente, eso se deja para
las mujeres de verdad.
Y es que hay mujeres de verdad, ¡bravo!, y luego están las feminazis.
Al igual que hay hombres de verdad y están los hombres hijos de puta (hombres
degradados sin derecho a la vida) que matan, violan e impiden que una mujer en
el trabajo se sienta respetada.
Pero hoy toca bombardear las cabezas de esas serviles
totorotas que optaron en su día por adherirse al cuerpo de Podemos, que es el
cuerpo del nuevo Lenin, el llamado machoazote por un servidor de ustedes.
A mí las hembristas que odian y desearían acabar para siempre
con las mujeres del siglo XXI llamadas a liderar el verdadero progreso y el
desarrollo armónico de nuestra sociedad me provocan la náusea.
Las imagino arrastrándose por el desierto ideológico de los
machos que llevan en el interior.
Mientras quede una Cayetana Álvarez de Toledo, una sola, la esperanza
permanecerá iluminando el camino de las personas sin ataduras.
Esas son las mujeres que no precisan que un hombrecillo les
eche una mano.
No consentirán que un bárbaro con coleta se descamise en un
pasillo para defender y avisar que está dispuesto a partirse la cara con aquel
que discrepe de lo que dice su hembra (no mujer).
El 8 de marzo celebramos una jornada importante.
Una de las más importantes del año.
Lamentablemente, la izquierda radical, salvaje y ciega,
pretende, de hecho lo está consiguiendo, politizar la jornada y lo que ella
significa, amén de hacer que los cobardes del PP y Cs se sientan marginados.
¿Escuchas cómo lloran?
Y además que admitan su culpabilidad.
¿Culpables de qué?
De no estar en la izquierda.
Para ser mujer libre, tipo Irene Montero, tienes que hacer
un doctorado sobre la vida de las amebas.
Abjurar del pensamiento crítico.
Ser mujer, sí, pero también ser mujer caníbal.
Alimentarte de la mujer es tu objetivo como feminazi si
Pablo Iglesias es tu prototipo de mujer.
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