Ayer escribe del cretino número uno. Un pobre diablo. Pero
hay más cretinos. Ya saben que al igual que los topillos y ratas, los cretinos
dominan el mundo, por lo menos esta parte del orbe. Mi cretino preferido sigue
con su vida burguesa. Nadie osa hacerle sombra. No vaya a ser que blandiendo
textos mucho más mortíferos que el gas sarín, corra por plazas, calles y
redacciones al grito de, “¡que vienen los fascistas, que viene la OJE, que
viene El Alcázar pidiendo mi cabeza a cambio de un kilo de bogas!
Hoy sigo con otros cretinos y cretinas.
Se llama Tomás Guitarte. Este sujeto, chisgarabís y aprovechategui
de la política, hombretón supuestamente pacífico y nómada que salva a Teruel
(perdón, a España) de las hordas fascistas, es uno más de los muchos que ven en
la política una oportunidad pintiparada para hacer caja. Y no otra cosa. Caja.
La política como fábrica de dinero. Una chistera de la que no salen conejos,
sino canonjías que hacen que la vida resulte placentera y chiripitifláutica. La
España vaciada no está solo en Teruel y provincias colindantes. Si por España
vaciada se entiende la ausencia de decencia, patriotismo, inteligencia y una
pizca de hombría, no hay punto geográfico de la piel de toro que no sufra esta
lacra. Oh, sí, porque la hombría bien entendida es más que necesaria en estos
momentos. Hombría en el hombre. ¿Una virago? Ni hablar, la mujer con ovarios no
necesita de ropajes extraños. Con la cabeza en su sitio, gritemos todos, ¡mujeres
al poder!
Y en cuanto al nuevo Gobierno, cuatro vicepresidencias y un
total de 20 ministerios, que bien podrían ser cuarenta y siete millones. En
suma, carteras bien remuneradas para contemplar bajo techo y calentitos cómo
irrumpe otro periodo de desaceleración económica y el consiguiente panorama de
desolación laboral. No olvides, lector, que tu España sigue arriba del todo en
la lista negra de naciones europeas con más paro, y donde el crecimiento económico
es cada vez más pausado, etc. ¡Agárrate los machos, Pancho Villa!
Unas palabritas inocuas dirigidas a Lucía Méndez (El Mundo).
Necesito hablar de ella tras leer su columna de hoy sábado. ¡Otro impresionante
pero insufrible ejercicio de vacío infinitesimal! La conclusión es muy clara:
la profesional de juntar letras (escribidora) nos chulea. Pero no vayan a creer
ustedes que su tufo socialdemócrata (en estos tiempos sociata al cien por cien)
se para en VOX y en sus casi cuatro millones de españoles que, según la doña,
son incapaces de pensar o razonar o ¡callar! (que es lo que en verdad pide),
sino que, aprovechando que pasaba por el sitio cuando el hoy ministro José Luis
Escrivá (¿el Rey lo sabe?) agasajó a la concurrencia con el tocho de datos
sobre lo fetén que resulta para mi vida y la tuya la España autonómica, la
Méndez se atreve a levantar cátedra. A ver, yo no creo en las autonomías, y sí
que pienso que una España centralizada y democrática (lo de democrática sobra,
pero hay que recurrir a la palabreja para que Lucía and company no me tachen de
facha, aunque me importa bien poco que lo hagan) funcionaría mejor y sería más
justa. Sobre todo en lo social.
(Tras leer el editorial principal del periódico ABC de hoy
sábado https://www.abc.es/opinion/abci-sanchez-torra-o-estado-202001102335_noticia.html),
concluyo una vez más que el 155 también es menester que caiga como barra de
hierro sobre la testa de Sánchez. Ya no sólo Torra, etc. Es la Moncloa el
cuartel general de los felones. España, aunque los tibios, melindrosos y
agusanados periodistas apelen a la moderación, vive horas en las que su futuro
está en serio riesgo. Y mientras tanto (cuánto siento escribirlo), la Zarzuela
debilitada.
España necesita más que nunca de la Corona como garantía de
unidad de la Patria. Pero temo que en Zarzuela la bandera de España ondea a
media asta. ¿Quién ha muerto? ¿La democracia? ¿España? ¿El Rey? ¿El pueblo
soberano? No sé quién, pero huele a cadáver en descomposición.
A mi cretino número uno, mis buenos días.
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