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Color verde libertad


Espero que lo que voy a escribir a continuación no suponga la propagación del odio. No es mi deseo. “Por eso es tan peligroso que los donnadies alcancen el poder.” Gabriel Albiac dixit. ¿Quién de ustedes, pacifistas de pacotilla, se siente con ganas de echar abajo la afirmación del filósofo español?
Un donnadie es gangrenoso cuando alcanza el poder omnímodo que le entrega el populacho cretinizado. Da igual la ideología. El embrutecimiento que provoca en la sociedad tener a un meapilas en el poder es un mal que apenas puede combatirse con eficacia.
La calle, que apesta, es incapaz de tener libertad suficiente para tomar conciencia del peligro. De lo obscuro que resulta entregar la llave del poder al ser inanimado. O casi.
Un político miente. Natural. Miente dos veces. Natural. Miente durante toda su vida. También natural. La política y la mentira van juntas de la mano por la senda de la miseria.
Natural también es que el mentiroso compulsivo engañe con maestría a la masa aborregada que ejerce el derecho a voto igual que los perros levantan la pata para mear.
“La mentira es la política. Y el delito. Bajo máscara filantrópica. Eso enseña Maquiavelo.” De nuevo Albiac.
Lo hizo, mentir, Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, y también el ahora Pedro Sánchez, presidente de Otegi, Torra, Rufián, Puigdemont, Almodóvar (dame dinero, presi). Es cosa sabida en los cementerios, en Atocha y en las redacciones de los periódicos, donde se miente más que en ningún sitio. Cosa sabida.
Hoy la verdad se encuentra a las 5 de la tarde en el albero.
Pasó Guaidó y nada. Mejor la pajarita y comprobar que el cine español tiene dos culos artistas.
Llegó la vice del tirano bolivariano y Ábalos confirma con una afirmación lapidaria que el silencio, de una puta vez, se hará patrono del territorio. “Yo vine para quedarme y no me echa nadie”.
Tras lo cual, ssssssssssssssss.
¿O queremos convertirnos en propagadores del odio?
A callar, hombre libre. Todo es una ensoñación.
“En democracia, la verdad debería ser sagrada.” Isabel San Sebastián dixit.
Angelical.
La beligerancia contra el nuevo régimen que pretenden imponernos a la fuerza no debe ser obstáculo para admitir que la verdad en democracia está sobrevalorada. Esa verdad la emplean los concursantes de Gran hermano para limpiarse el culo después de cagar. Como todo españolito limpio y de izquierdas. ¿Los de derechas también? A ver si le pregunto a Pablo.
La democracia, o mejor dicho, la política (y en muchas ocasiones el periodismo) vive gracias a la mentira.
Sin la mentira las urnas se llenarían de color verde esperanza. Verde libertad.
Ay Lorca, mi Lorca: “Verde que te quiero verde./Verde viento. Verdes ramas./El barco sobre la mar/y el caballo en la montaña./Con la sombra en la cintura/ella sueña en su baranda,/verde carne, pelo verde,/con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde./Bajo la luna gitana/las cosas la están mirando/y ella no puede mirarlas.”
Pero tú no hagas como yo. 
Tú, sssssssssss. 
Chitón.

   

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