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Urkullu, España, y árbol de Navidad en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz

Urkullo, que no es un nuevo primate descubierto por la ciencia, sino el presidente del País Vasco, ha pedido perdón por la corrupción de su partido, el PNV, en la provincia de Álava. A mí su perdón me sirve para decirle (escribirle) al representante del gobierno de España en esas hermosas tierras, que vale, que muy bien, que es un gesto que le honra. Que guai. Así deben actuar todos los políticos. Creo recordar que hasta Mariano Rajoy Brey (con libro bajo el brazo y sin negro que ocultar) también pidió perdón. Pero al gallego no le sirvió de nada. Se fue a la puta calle. Hay otro político que merodea por los pasillos de La Moncloa que no pide perdón y, al igual que los representantes de Bildu (coleguitas del psoe) aguardará, supongo, a que el asunto de los ERE de Andalucía se olvide por completo y el populacho con derecho a voto y siempre rojo a más no poder, también acepte el silencio y la caradura como sinónimos de perdón verdadero. La corrupción en España forma parte de nuestra realidad. ¿La llevamos en el ADN? Algunos sabihondos aseguran que la cosa está muy clara. Que somos así. Trincones. A ver si un día de estos el presi en funciones (de los pies a la cabeza) se digna pedir perdón, como hizo Urkullo y también el Rajoy del bolso de Soraya en el asiento de un presidente ausente.
España apesta a debilidad. El moro lo sabe. Marruecos lo huele y enseguida quiere sacar tajada de la muerte cerebral de la vieja Hispania. Ahora toca joder la marrana con las aguas de Canarias. ¿Son de Canarias? Serán de España, no te jode. Pero lo cierto es que el rey de ese país, vecino que actúa como gendarme y como pirata al mismo tiempo, no ha perdido el tiempo. Ante el cuerpo escombro de España, lo ve claro y sin pedir permiso a París (¿o sí?) quiere para él hasta el Teide. Menos mal que en Canarias gobierna Casimiro Curbelo, y Román Rodríguez tiene cara de protagonista de película de gladiadores. ¿Y cuerpo? Da igual, ellos dos son capaces de pararle los pies al Mohamed. “Estas aguas son mías”. Que nooooo. Que son de España. Y como España está pudriéndose a la intemperie, lo dicho, desde el morito, pasando por Trump y la Justicia Europea, todos nos toman el pelo, nos dan por el culo y nos humillan en vivo y en directo. ¡Cosas de la progresía y de la democracia multipartidista!
Me gusta el árbol de Navidad que han colocado en el ayuntamiento del Puerto de la Cruz. Me gusta ver al alcalde subido a la escalera decorando el arbolito. Me gusta la Navidad. ¿Y el Belén? ¿No hay Belén en el consistorio de los rojos salvadores del pueblo portuense? En La Orotava hay uno muy hermoso en la plaza del ayuntamiento. El más grande de Canarias, y creo que uno de los más grandes de España. Bueno, no pasa nada. El Puerto de la Cruz tiene el gobierno más populachero de la historia democrática. Es el pueblo de verdad. Y no como sucedía con aquella derechona liderada por Lope Afonso, Juan Carlos Marrero y Pedro González. Esa ciudad en blanco y negro ya quedó atrás. En la actualidad todo es de color de rosa. Rosa por aquí, rosa por allá. Y el árbol de Navidad más rojo y podemita de toda la ciudad. ¡Progresamos

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