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Putada


La democracia es una putada cuando se va con la verdad por delante. Cuando no se tiene la cara bonita de la progresía, entonces pasas a convertirte en un apestado. Criminal de guerra. Da igual si representas a la tercera fuerza en el Congreso de los Diputados, si te han votado casi cuatro millones de españoles (también apestados). Tú al gallinero. Y chitón.
Pues no. A mí esta democracia descarada y sin vergüenza me la trae floja. No voté a VOX y por ahora sigo manteniendo que no votaría por Abascal en unas futuras elecciones, pero lo sucedido en ese hemiciclo donde acomodan sus culos los más miserables felones, charlatanes y arruina patrias, es como para entrar en él y dar dentelladas a todos lo que ubicaron al partido verde en las tinieblas.
Así no se juega esta partida.
No puede ser que ERC esté en el corazón del lugar donde reside la soberanía nacional, mientras VOX acaba con sus huesos en el la negrura de los estigmatizados. Ni hablar.
La cosa está muy jodida cuando los golpistas y enemigos de España van a salir guapos y recién lavados (supongo) en la foto, junto al PNV y los comunistas de Iglesias con el casoplón a cuestas. No olviden que los de Bildu, aspirantes al premio Nobel de la Paz, aunque no estén en primera fila, tienen a Sánchez y a Calvo y a la casi totalidad de los medios de comunicación para hablar por ellos, también para ser replicantes de los filoetarras o batasunos o malnacidos o yo que sé cuántas cosas más. Pero hombres y mujeres de paz, seguro que no son, por mucho que los sociatas digan lo contrario.
Y VOX al gallinero.  ¿Y por qué no a la puta calle? ¿Por qué no tener los cojones suficientes para enviar deprisa y corriendo a una turba cretinizada y sacar a todos esos diputados del Congreso? ¿Qué tal si hacemos como en China? Fabricamos unos bonitos y coquetos campos de concentración y así los 52 diputados y los casi 4 millones de españoles que votaron en su día por VOX son invitados (faltaría más) a una serie de cursos para adecentar la imagen, el vocabulario y memorizar (lo más importante) que España es una nación de naciones con capital compartida entre Barcelona, Cartagena y cualquier otra ciudad civilizada de esa Europa del norte de la que tantísimo debemos aprender para ser de una vez por todas una democracia avanzada y nunca más (por siempre amén) piel de toro.
Una putada como una casa. Y el PP, más cobarde y agusanado que nunca, asintiendo. “Vale, vale”.
Esta mañana, leyendo el editorial de ABC, subrayé estas líneas: “El PSOE debería no olvidar que también en democracias no militantes, como la española, hay bandos: está el de los que desprecian la ley, incumplen las sentencias, promueven la violencia, rompen la igualdad y siembran odio; y el de los que creen en los valores de la solidaridad, la libertad y la igualdad entre españoles y la unidad de la nación española. Quien pacta con Esquerra Republicana o busca los votos de Bildu no puede, al mismo tiempo, definirse como un partido constitucionalista. Es una contradicción indigerible incluso para las amplias tragaderas de Pedro Sánchez y Carmen Calvo”.
Yo estoy en el bando de los que defienden con uñas y dientes  la solidaridad, la libertad, la igualdad y la unidad de la nación española.
Todo aquél que no esté en este bando, es mi enemigo. No mi adversario. Mi enemigo. ¿Queda claro?
Porque la cosa va de bandos. Y hay que tomar decisiones. Yo ya la he tomado. ¿Y tú?
¿Eres mi enemigo?
Porque si es así, me tendrás enfrente. No lo dudes.

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