Muchos españoles por lo que leo y escucho, no están satisfechos
del discurso de Felipe. ¿Lo recuerdan? ¿Lo vieron entre copa y copa? ¿Llegaron
a poder escuchar alguna palabra con el chafalmeja cuñado de la cena de muertos
de hambre que ni saben lo que están celebrando? Muchos españoles exclaman: “Bah,
no fue para tanto. “¡Cobarde!”
¿Y el 3 de Octubre de 2017 dijo lo que quería o lo que podía?
Con Rajoy en Moncloa, seguro que lo que quiso decir lo dijo. Mientras Rajoy en
su famoso discurso para aplicar el 155 -sólo la puntita- necesitó la ayuda del Rajoy
que nació para ese instante y feneció nada terminar la lectura del papelito, el
Rey siguió siendo el mismo. De ahí que hoy no pueda pisar tierra española
llamada Cataluña sin estar protegido de pies a cabeza. De ahí que con el paso
del tiempo las relaciones Sánchez-Felipe estén deteriorándose notablemente. Que
si el viaje nauseabundo y muy inoportuno a Cuba; que si el intento igualmente
repugnante de medio exiliarlo en la Argentina peronista y, ya de paso,
convertirlo en jefe de Estado de Bolivia, con Evo ya fuera de las plantaciones
de coca; que si la ambición del Sánchez chafalmeja por ser único jefe de la
tribu es cada vez más descarada y acorazada, etc. Todo provoca distanciamiento
y enfriamiento Thumberg entre dos titanes: uno con poderes muy limitados
-Felipe- y otro -Sánchez- con sobrada chulería para apoderarse de lo que no es
suyo: España.
Pero el discurso de Noche Buena resultó anodino. Un Rey que
no enseñó las cadenas, aunque el rostro no ocultó en ningún momento que lo
estaban encañonando desde Lledoners, Ferraz, Moncloa y algunos poderes
económicos que se agazapan en clara demostración de cobardía. Lo encañonan con
varios exilios. Cartagena no pilla tan lejos de Madrid. El cambio de régimen lo
huele hasta la jovencita Leonor.
Fue un discurso, eso sí, para poner en tensión la línea
editorial del ABC.
Y es mi obligación dejar muy claro que los folios no fueron
escritos en Moncloa, Zarzuela, Lledoners, El País, La Vanguardia. No. Los
folios, recuperando el pulso musical -en este caso narrativo- de Mozart, o sea,
sin correcciones en el original ni añadidos a posteriori, lo elaboró David
Sassoli, hombre de entera confianza de lo que aquí llamamos todavía Estado de
derecho. ¡Lo escribe Europa! Con eso basta.
Estoy convencido de que Felipe VI hubiese preferido decir más
cosas. Reina, pero no gobierna. A eso lo llaman templanza, arbitraje, pero sin
posibilidad alguna de sacar tarjeta roja. No pongo reparo a la monarquía
parlamentaria, constitucional, como otras muchas en Europa. Pero si el 3 de
Octubre de 2017 ante una situación de excepcionalidad, el mismo Rey con su
discurso salvó el orden constitucional y movilizó a los españoles bajo una
misma bandera, ¿qué impidió en Noche Buena realizar una referencia contundente
y sin florituras palaciegas al ataque múltiple que está sufriendo España como nación
indivisible? ¿Palo y zanahoria? Pues no. Ya conocemos que el discurso último
tampoco agradó lo más mínimo a los golpistas y rojerío patrio. A destacar
la hipocresía del psoe con su presidenta
Narbona, saliendo cuando todos han hablado, y alardeando de pasión monárquica,
mientras al mismo tiempo se despatarra (psoe) para continuar recibiendo con o
sin vaselina todo lo que le quieran meter en el cuerpo al partido, los enemigos
de Felipe (Rey) y del 78.
Un discurso para horas amargas. "El discurso del
Rey", película terriblemente británica. Aquí, de terrible nada. Aquí, tras
las palabras, no hay título. No lo puede haber. Junqueras-Aragonés no han dado
la orden.
¿O es el TJUE el que la tiene que dar?
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