Maldita sea. Me cago
en todo. Estoy a punto de perder la paciencia. A mis 58 años y quieren llevarse
por delante todo por lo que he trabajado. No hice la guerra, natural, pero a mi
manera, también he puesto esos granitos de arena necesarios para consolidar en
España una democracia plena. Humildemente todos tenemos un trozo de esta
democracia que hiede a cadáver en proceso de putrefacción
Me cabrea que un
gobierno, con unos políticos, con organismos orwellianos, quiera aborregar a la
población, y me jode mucho más saber que lo está consiguiendo.
No aceptaré ninguna
dictadura. Estoy enamorado de todas y cada una de las imperfecciones de la
democracia.
Su fealdad me pone a
cien.
Que le vayan dando a
la nueva dictadura que muchos quieren implantar, con ciento noventa y siete
centímetros de pura maldad sociata.
Además tengo que
soportar a periodistas agusanados que reparten sermones cuando deberían cavar
una gran tumba profesional.
A lo largo de la
trayectoria profesional y vital han consumado el fracaso del alma. Pero viven
bien, agarrados a las perras de un trabajo al servicio del amo.
Esos periodistas
capaces de matar del susto al propio coronavirus, son los que están más que
dispuestos a señalar a otros compañeros de profesión. ¡Traidores, enemigos,
mentirosos, propagadores de bulos, a la cárcel, paguen la multa, se les va a
caer el pelo, fachas, mercenarios!
Es la consigna que
el gobierno social comunista envía a los soldaditos que son incapaces (no
tienen espíritu para ello) de escuchar la verdad, y viven deleitándose con el
silencio de los corderos.
Sí, lo sé, el mayor
bulo es la política.
Y como lo sé, me
pone de muy mala leche que el Gobierno ponga en boca de las mambas negras que
trabajan para él, que solo se puede "calcular" un número de
fallecidos en las últimas 24 horas. Es para sacar los tanques a la calle. Al
escribir sacar los tanques a la calle se me ido la cabeza. Pido perdón. Pero es
para propinar patadas en el culo y no parar en esa maldita Moncloa, lugar más
sombrío y luctuoso que Sodoma y Gomorra.
Y luego admiten que
hay “caos” en los datos, y tienen que retirar de los hospitales miles de
mascarillas defectuosas en todas las regiones, y el CIS a lo suyo, y Tezanos a
lo suyo, y los periodistas del régimen frotándose el barrigón ante lo que ellos
consideran que es el mejor de los mundos posibles.
Lo pagarán. Lo tengo
claro. Política y penalmente. Sufrirán.
Y esos periodistas,
hoy legión, antes de terminar sus días borrachos de soberbia y zafiedad,
callarán para siempre, condenados a arrastrarse por el pudridero de los
falsarios.
Mi Séneca parió hace
más de dos mil años tantas cosas buenas, que todas son válidas para hoy. “Decir
lo que sentimos. Sentir lo que decimos. Concordar las palabras con la vida.”
Hay bichos con apariencia de personas que no tienen moral.
Se dedican a la
política y también a ese periodismo servil y lameculo de Nerón. (¿Es quien hoy
habita la Moncloa?)
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