Si cobrara el Salario Mínimo Interprofesional…Ni aun así
querría seguir metido en el fétido mundo del periodismo. Local.
Cuán lacerante y rastrero es el periodismo local. ¿Ustedes
de verdad no alcanzan a oler el repugnante hedor que desprende el periodista
local?
Me gustaría tener la sabiduría de Kant, el proverbial manejo
del lenguaje de Unamuno, la sapiencia cristiana así como el buen humor de
Chesterton, el naturalismo de Galdós, el excelente sentido del humor de José
Luis Cuerda, pero nada que se le pueda parecer encierra este cuerpo arrugado y esta
mente perezosa infectada por el periodismo basura. Local, repito.
Así que un día más (y los que vendrán), relato los episodios
de un bocazas que ya no sabe cómo ingeniársela para que tomen en serio su necesidad
de abandonar la porqueriza periodística.
Creerán algunos que todo se debe a la precariedad en el
oficio. Nada más lejos de la realidad. Insisto en que el dinero no me retiene.
Si fuera un venturoso mileurista juntaletras, acudiendo a
ruedas de prensa absurdas y entrevistando a mofletudos ediles y emperifolladas “edilas”,
insistiría en el SOS.
No quiero dinero que me condene a ver la cara del empresario
petulante, y no quiero ese mismo dinero para recibir el aliento de la necrosis
política local.
Va en serio cuando les escribo que levantarme por las mañanas
supone tener que armarme de valor y fingimiento. Y así han pasado como mínimo
un par de años.
Ya en una televisión local caprichosa y mal llevada, alumbró
en mi cabeza la luz suficiente para descubrir que el cansancio, el tedio y la
antipatía hacia mucha gente, se corregiría abandonando eso que hoy llaman
todavía periodismo. Local.
No he tenido suerte. Pero seguiré insistiendo.
Mientras tanto, y aprovechando que no me mandan callar, aquí
va una vez más: ¡El periodismo local, gacetillero portuense incluido, es puro y fétido
muladar! Hogar de mediocres.
Lorenzo de Ara el primero.
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