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La tumba vacía y el cadáver escribiendo

La tumba vacía y el cadáver escribiendo.
Las palabras huyendo y los gusanos agrupándose
silenciosos, decididos a borrar todo recuerdo.
Y tú en pie, leyendo varios poemas.
El sol de esta tarde de invierno
y el calorcillo haciendo las delicias de los niños.
Pides que siga, que no pare, las manos muertas,
el corazón frío, la cabeza ahogada en el sudor de las noticias.
¡No puedo más!, grita el fiambre echando a correr.
Los muertos salen corriendo también, riendo,
¿se ríen de mí?
La muerte queda a tu lado, triste, cansada, enamorada.
Dos mujeres hermosas queriéndome en esta tarde marinera.
Tú y ella, únicas lectoras, amantes, amigas, mis ojos.

Lo he escrito tiene restos de sangre, pero hay mucho de vida plena.
¿Verdad que he vivido?
No respondan.
Que el silencio sea la morada de las palabras.
El fuego el destino final de mis huesos.
Y el alma, si es libre, ella que Viva, ella que Escriba.


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