La intervención en la ONU del presidente ucraniano puso de vuelta y media una institución que apesta. Obsoleta, obtusa, fría, burocrática hasta el vómito, insensible y llena de discursos aparatosos y versallescos que vomitan la inutilidad de una máquina alejada de la realidad del mundo. Si Rusia y China tienen derecho a veto, entonces el consejo de seguridad de la ONU es una farsa. Zelenski sabía que debía hablar empleado las palabras más gruesas ante la ONU y no ante un Congreso de una España segundona y con un gobierno sumido en la incomodidad. No olvidar jamás que la izquierda sigue con el grito del no a la guerra tan criminal en su día como ahora, y que el presidente aseguró que España no necesita de un ministerio de Defensa. Zelenski era consciente de que hablaba para una banda de miserables que no entiende lo que pasa y prefiere, siempre, quedarse con el cargo y la paguita. La España del ensimismamiento a la que le aterra mirar fuera y se gusta sabiéndose pequeña, inculta, ...
Destripar sin anestesia el cuerpo político