Siempre que una
chapuza ideológica apela al sentido de Estado, lo que en realidad está pidiendo
es la rendición de los demócratas.
Siempre que se
criminaliza desde el poder social comunista todo resquicio de oposición
política, periodística y social, el ciudadano libre (si de verdad existe en los
balcones dando palmas; yo entre ellos, por supuesto) debe gritar no, jamás, por
encima de mi cadáver.
Y esa es hoy la
realidad de España.
El mejor antídoto
contra el virus es no creer al lobo con piel de cordero.
Si de verdad lo
primero es afrontar con esperanza esta situación dramática, hagamos limpieza a
fondo en la cabeza. Desechemos la basura ideológica que embrutece.
No es una guerra, repito,
esto no es una guerra.
Es una pandemia, y
en una pandemia siempre pierde el inocente y gana el bicho. O los bichos.
…..
No, no, y no. Así
no.
Sí, sí, y sí. Así
sí.
Europa, mejor dicho,
Holanda, Alemania, Austria, deben entender que fabricar un mundo rico
desprovisto de carne y hueso y, sobre todo, un mundo enemigo emboscado para
tragarse el humanismo cristiano, es una realidad que puede estar bien para luteranos
que no ven el sol y viven en la negrura del alma permanente. Calvinistas que
sueñan con los Tercios. ¡Ojalá volvieran!
España e Italia han
hecho muchas cosas mal. No son sociedades perfectas, afortunadamente. Pero sin
Italia y sin España el mundo tal y como lo conocemos no existiría. Y añádase Grecia
a la lista. Deben aprender y lo deben hacer con hechos, no con la salmodia de
Sánchez, por supuesto menos tendenciosa en Conte.
…….
Y tengo claro que no
es muy respetable leer otras informaciones o publicaciones que bailan
macabramente al son que marca el gobierno de la opacidad. ¡Esos periódicos,
esas televisiones, esas radios!
Una pandemia no es
una guerra, ¿verdad señor Latorre? Pues si hoy toca vivir este infierno, mejor
abrir los ojos, preguntar a Patrick Süskind por el olfato asesino y apartarse
lo más posible de la mascarilla de alcantarilla hecha para ratas del social
comunismo.
…….
Y es que en los
cementerios hay tumbas de primera, tumbas de segunda y tumbas de pandemia
descontrolada. Europa es hoy ciertamente un cementerio. Bajo todas las tumbas
huesos y gusanos. Y la historia nos enseña que Holanda y Alemania saben mucho
de huesos y gusanos.
……
Ojalá nunca se
confirme del todo que el Estado es absolutamente ineficaz. No quiero una
sociedad controlada por el Estado, pero sí quiero que ese mismo Estado actúe
con eficacia y prontitud cuando se le requiera. Una sociedad con el dinero como
exclusivo motor del humanismo es otra fake.
……
Y cuánto me gusta comprobar
que en El País coinciden conmigo cuando hay que mirar hacia Holanda. ¡La puta
Holanda!
“Al contrario, quien
viola sañudamente la normativa europea de un máximo del 6% de superávit por
cuenta corriente es Holanda (10,8%): sus exportaciones al Sur y su
involucración en la inmoral evasión fiscal de grandes multinacionales —entre
otros factores— lo alimentan. Al coste de inhibir el crecimiento de los
vecinos, pues atesora mucho más de lo que invierte. Quien denuncia pajas en el
ojo ajeno, que oculte mejor las vigas del propio. Y si se escuda en el
euroescepticismo de su Parlamento, mejor reflexione qué le reportaría la
fractura y quiebra de la UE: a su tránsito portuario, a su industria
tecnológica, a su banca electrónica, a su legión de servicios dedicados al
lucrativo e insolidario negocio de intermediación de los paraísos fiscales.
Lecciones éticas, las justas.”
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